Godard nunca falla. La fotografía de esta película es verdaderamente apantallante; la simetría que logra Coutard, los colores, la composición de los cuadros y plano secuencias son de jefe. Pocos pueden lograr una armonía entre todos estos elementos y la música.
Por otro lado, la trama nos da elementos que causan rabia entre los géneros y las relaciones en sí, Godard nos muestra las complicaciones de la convivencia entre personas y cómo no tienen recursos racionales para resolverlas.