Es evidente la dinámica de Elem Klimov y Larisa Shepitko. La relación de miradas y fuerza del discurso bélico-existencial, en un contexto de víctimas tan denso, ya tiene una marca de ellos dos.
Me impacta mucho la manera en que Larisa Shepitko forma una unidad entre los dos protagonistas y cómo la moral, los intereses propios del humano, hacen traicionar todo eso que se puede llegar a querer, a creer. Es increíble cómo Rybak ya había decidido terminar su vida para no caer, desistir de sus creencias y la persona que lo «salva» de la no existencia en el mundo, es quien más lo refunde en la suciedad nazi y traiciona con la presión de éstos.
En verdad me parece una película increíble y que me cuesta mucho trabajo ver ya que me hace comprender mucho de los humanos pero en un aspecto hasta cierto punto decepcionante.